Revista N°295

Y seguimos en este contexto inédito que nos exige desplegar los mejores recursos de cada uno. Nadie a esta altura del desarrollo de la ciencia y la tecnología iba imaginar que podía llegar a pasar. Y nos encontramos casi en una guerra despareja, con un enemigo invisible y letal. Y la consigna es cuídate, cuidémonos, quédate en casa.

Y de pronto todos tomamos conciencia de lo pequeños que somos ante la inmensidad del mundo y de lo grande que podemos ser cuando tenemos que tomar decisiones vitales. Hoy más que nunca la grandeza del ser humano no pasa por las posesiones materiales, no pasa por la apariencia de las personas, por el color de su piel, ni su lugar de residencia, pasa por la responsabilidad que cada uno puede demostrar frente a una emergencia que nos exige cuidar la propia vida y, por sobre todas las cosas, cuidar la vida de los demás. Tan simple como tomar conciencia y obrar en consecuencia. Estamos inmersos en un juego en el que “el otro”, el próximo, el lejano, puede convertirse en nuestro más seguro cuidador o en nuestro más acérrimo enemigo y cada uno de nosotros puede jugar los mismos roles. Seamos responsables, honremos nuestra patria, renovemos el compromiso de defenderla, allá como en 1810, de sus enemigos