Revista N° 292

Finalmente, se acabaron las vacaciones y ya estamos transitando el primer período del tiempo escolar. Las rutinas han cambiado significativamente para los niños y sus familias: Hay que acostarse y levantarse temprano, estudiar, cumplir con las tareas y todas esas cosas que están alrededor de lo que significa ir a la escuela y aprender. Nuevas rutinas, más rígidas, se van imponiendo en el ritmo del hogar. Pero eso no tiene por qué ser tedioso, aburrido o molesto, aún a pesar de que es obligatorio.

La escuela no es solo obligación, tras sus muros, es posible vivir las más extraordinarias satisfacciones y vivencias. La escuela es el ambiente donde se aprende, se experimenta, se ensaya y se resuelven dudas. Es donde se hacen amistades con todo lo que significa la interacción humana.

La escuela en la que creemos y por la que trabajamos es esa…capaz de tocar el alma de todas las personas que cruzan sus puertas y de dejar una huella, para siempre. Es la escuela que se abre a la realidad, la mira, la interpela y busca transformarla. Es la escuela que sueña, que tiene esperanza, y se proyecta.

Así que, pongamos manos a la obra, tomemos la responsabilidad y hagamos de este nuevo año una nueva oportunidad.