Revista N°317

Cuando se aproxima el 9 de Julio, inevitablemente nos remontamos a 1816, allá, cuando se declaró la independencia de nuestro país. Seis años después de haber formado nuestro Primer Gobierno Patrio.

La idea de la independencia es muy difícil de transmitir. Es un concepto abstracto, que se vuelve concreto en la vida de las personas, en las experiencias cotidianas, en las decisiones más simples y en las más trascendentales. Ser independiente es, valga la redundancia, no depender.

Y así, como la posibilidad de hacer cosas o tomar decisiones es un proceso gradual que se aprende desde muy pequeño, tambíen el logro de la independencia de un país, es un proceso que no tiene que ver con un hecho aislado, sino por el contrario, se relaciona con una serie de sucesos que se fueron gestando primero en las ideas y los corazones de todos nuestros próceres y luego en las luchas, cruces, enfrentamientos que configuran la historia de nuestro país.

Que este 9 de julio reafirmemos nuestra identidad de argentinos, nuestra pertenencia y nuestras ganas de seguir construyendo su historia.