Revista N°312

Transitamos la primera parte del año, con una escuela cambiada. Las escuelas abrieron sus puertas y se han ajustado a las condiciones que la pandemia exige. No han terminado las adversidades, no han pasado las complejidades. Seguimos rozando los emergentes, los cambios, la incertidumbre. Seguramente,  este año se harán visibles las dificultades que los chicos atravesaron el año pasado, cuando n o podían ir a la escuela. Seguramente surgirán otras nuevas manifestaciones, asociadas no solo a los avatares de los aprendizajes, sino también y, sobre todo al cúmulo de emociones que los niños guardan dentro de si.

Aprender quiere decir presente, se suma, con sus aportes, al enorme esfuerzo que los docentes tendrán que hacer para acompañar a los niños en este nuevo modo de vivir la infancia y la escuela.